Aquona mitigará el 45 % de sus emisiones en 2030
La empresa cuenta con una estrategia climática alineada con la Agenda 2030 de la ONU que ha desplegado en las ciudades y municipios donde está presente.
El 24 de octubre se celebra el Día Internacional Contra el Cambio Climático, con el objetivo de movilizar y sensibilizar a la sociedad -gobiernos, empresas, organizaciones, ciudadanía- acerca de los efectos del cambio climático y el grave peligro que conlleva el calentamiento global sobre el planeta. Además, la emergencia climática tiene un impacto directo en un recurso esencial para la vida como es el agua. El ciclo del agua es cada vez más variable, dificultando la previsión de la disponibilidad de recursos, disminuyendo la calidad del agua y, sobre todo, agravando su escasez.
España no va a ser una excepción. De hecho, es uno de los países de la Unión Europea más afectados por el cambio climático con episodios meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, como por ejemplo las DANAS o los temporales Gloria y Filomena que han ocasionado numerosos daños personales y materiales. Paradójicamente, estos fenómenos se dan en un contexto de exacerbación de la sequía que convierte el índice de estrés hídrico de nuestro país en uno de los más elevados de la UE.
Ante estos desafíos que ponen en riesgo el desarrollo económico y la calidad de vida de las personas, Aquona promueve un modelo de gestión del agua responsable con el clima y está trabajando en proyectos para dotar una mayor resiliencia a las ciudades y a las zonas rurales. Este punto es especialmente relevante en Castilla-La Mancha y Castilla y León, regiones donde el millón de personas a la que la compañía presta servicio se concentra, en su mayoría, en pequeños municipios.
La estrategia climática de Aquona está alineada con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, y se adhiere al objetivo global de evitar la superación del incremento de 1,5ºC de la temperatura global del planeta. Este plan cuenta con cuatro líneas de actuación.
En primer lugar, mitigar el cambio climático con el compromiso de reducir en 2030 el 45 % de las emisiones que la empresa produce en la gestión del ciclo del agua. Aquona ya trabaja para alcanzar este reto a través de varias palancas como la generación de energías renovables, mediante el aprovechamiento del biogás generado en las depuradoras o la producción de energía fotovoltaica. En Daimiel, Aquona va a instalar plantas de generación de este tipo de energía verde tanto en la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) como en la depuradora que, además de abastecer a ambas infraestructuras, podrá almacenarse gracias a la instalación de baterías acumuladoras en la EDAR del municipio. Otras ciudades como Palencia disponen de placas solares en las instalaciones hidráulicas que Aquona gestiona. Además, cabe destacar que el 100 % de la empresa que la empresa consume tiene origen renovable.
Otra de las palancas de mitigación es la movilidad sostenible. Más del 50 % de la flota de Aquona es ya híbrida o eléctrica, un dato que refleja la transición hacia una flota 100 % sostenible. Este proceso ha ganado velocidad con algunos hitos recientes como la incorporación de un nuevo vehículo eléctrico al servicio municipal de agua de Palencia o la habilitación de un punto de recarga de vehículos eléctricos en la estación de tratamiento de agua potable de Zamora. Además de Palencia y Zamora, otros municipios donde Aquona está presente como Segovia, Ciudad Real, Benavente, Arroyo de la Encomienda o San Andrés del Rabanedo ya contaban con furgonetas eléctricas. Solo en 2020 Aquona evitó las emisiones equivalentes a 34.500 turismos circulando 10 kilómetros al día todo un año.
Así mismo, la empresa forja alianzas para la reducción y compensación de su huella de carbono como la que mantiene con la Fundación Aquae, la única fundación en España que ha revalidado el Triple Sello ‘Calculo + Reduzco + Compenso’ otorgado por la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Lo ha conseguido con proyectos como Sembrando Oxígeno que compensa dióxido de carbono a través de acciones de reforestación, como las que gracias a Fundación Aquae, Ayuntamiento de Zamora y Aquona, se han llevado a cabo en los últimos años en la capital zamorana.
La economía circular y el residuo 0 protagonizan constituyen otra de las líneas de la estrategia climática de Aquona. Se trata de convertir las depuradoras en biofactorías, un proceso en el que la depuradora de Palencia avanza a buen ritmo. Además de haber superado el 50 % de autosuficiencia energética, la planta acogerá en 2022 una plataforma tecnológica para valorizar los lodos producidos en el proceso de depuración y convertirlos en productos de alto valor añadido. Este proyecto, denominado INTERREG ECOVAL, tiene ámbito europeo y es liderado por CETAQUA, el centro tecnológico del grupo de empresas al que pertenece Aquona y cuenta con la participación de Junta de Castilla y León, Ayuntamiento de Palencia y Aquona. En Castilla-La Mancha, la EDAR de Ciudad Real será una futura biofactoría.
Biofactorías o no, Aquona quiere que todas las infraestructuras que gestiona sean verdes, aplicando soluciones basadas en la naturaleza y potenciando una economía baja en carbono, tercer eje de su estrategia climática. Uno de los compromisos es la preservación de la biodiversidad en las plantas de tratamiento de agua que ya son 100 % libres del uso de fitosanitarios tanto en Castilla-La Mancha como en Castilla y León. El proyecto de voluntariado ambiental de avistamiento de aves, BiObserva, o la instalación de cajas nidos y hoteles de insectos completan el abanico de iniciativas que la empresa tiene actualmente en marcha para proteger la biodiversidad.
Por último y ligado a la anterior, Aquona abordará planes de resiliencia para hacer frente a los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos, impulsando la preservación de ecosistemas clave.
Para lograr frenar la emergencia climática en el contexto de reconstrucción post COVID-19, la digitalización y las innovaciones tecnológicas resultan elementos indispensables para hacer propuestas de valor que, apoyadas en la colaboración público-privada, aceleren la transición ecológica en el marco de los fondos Next Generation EU.